Hacia una verdadera distribución equitativa de los subsidios al transporte

El boleto mínimo en la zona más densamente poblada de la Argentina permanece en $18 (con un promedio de $13 debido a diferentes descuentos aplicados) cuando en Córdoba, Rosario o incluso Mar Del Plata o Bahía Blanca oscila entre $69,5 y $76.

Jujuy al día® – Se ha hecho mas frecuente escuchar en los medios diferentes voces respecto a las asimetrías de subsidios entre el AMBA y el interior del país. Diferencias que se ampliaron al mantenerse congelada desde marzo de 2019 la tarifa en la región que comprende a la ciudad y el Conurbano bonaerense, mientras la inflación multiplico 3,6 veces los precios de la economía en igual periodo. De esa manera el boleto mínimo en la zona más densamente poblada de la Argentina permanece en $ 18 (con un promedio de $ 13 debido a diferentes descuentos aplicados) cuando en Córdoba, Rosario o incluso Mar Del Plata o Bahía Blanca oscila entre $ 69,5 y $ 76. Desde luego que tal situación, no hace más que agigantar el antiquísimo debate de “Buenos Aires vs el Interior”, por lo que muchas voces se alzan con una mirada más política que técnica, erigiéndose de esa manera los subsidios al transporte en una especie de botín jurisdiccional para que cada jefe de distrito presuma de sus logros al respecto.

Pero en una Argentina de inflación crónica, tarifas atrasadas, estancamiento económico junto una carga récord de subsidios y presión fiscal, es necesario profundizar el debate con un sesgo basados en datos, racionalidad y eficiencia para garantizar la sustentabilidad de estos servicios, previniendo mayores asimetrías y el despilfarro de fondos públicos.

Si bien es cierto que la tarifa esta congelada en el AMBA desde hace 3 años, también es cierto que los subsidios también lo están, ya que se calcularon por ultima vez con precios del mes de septiembre de 2021, registrándose una inflación superior al 40% desde entonces. La tarifa técnica correctamente calculada para el AMBA es de $ 136 por viaje. Algo menos que el precio de un litro de gasoil premium, o el 80% del precio promedio de una botella de un litro de cerveza. Es decir las mismas proporciones que se registraban en 2001 cuando no había subsidio alguno. La consecuencia de esto es un pasivo de inversión de orden de 6000 vehículos que ingresan en fase de obsolescencia en los próximos 18 meses.

Las asimetrías entre el AMBA y el interior no se limitan solamente a la cuestión de la tarifa. En el AMBA se concentra mas del 50% del PBI de la Argentina. Circulan 18.500 buses urbanos, vs 14.000 de todo el resto del país. El AMBA es el 14avo conglomerado urbano más grande del planeta y es 7 veces mas grande que el núcleo urbano que le sigue de la Argentina (Córdoba). El sistema de colectivos del AMBA, como servicio regulado, es el más grande del mundo después de Beijing. También un tercio de los habitantes de la Argentina viven en el AMBA, y mas del 80% de los que usan el transporte publico en esta región del país lo hacen en colectivos, y el resto, (muy atrás), se moviliza en trenes y subterráneos. En la mayoría de los barrios y partidos que componen la Región que combina a CABA y conurbano, se observa que el transporte público automotor es irremplazable en términos de seguridad vial, accesibilidad en términos de rango etario, condición de salud, estado del clima, seguridad, o simple costo por viaje, frente a la bicicleta, el automotor o la moto. Todas variables que rara vez se toman en cuenta en este debate. ¿Resistiría el AMBA y sus más de 16 millones de habitantes 1 semana sin colectivos?

Por eso entendemos que una sana administración de los fondos públicos con una mirada auténticamente federal seria eliminar las asimetrías, pero empezando por la base, es decir implementando en el interior los mismos controles que existen en el AMBA, incorporar un GPS que registre los kilómetros reales que recorre cada unidad y que se implemente la Tarjeta SUBE en cada servicio que deba ser subsidiado.

Así cada operador cobraría una tarifa técnica bien calculada por cada viaje realizado quedando en manos de la política la fijación de un subsidio segmentado por usuario que no discrimine entre porteños y provincianos, sino que le asigne a cada usuario un subsidio acorde a su perfil socio económico.

Así como los impuestos son proporcionales a la capacidad contributiva, de igual forma deberían ser asignados los subsidios. Ese sería un gran paso para federalizar los subsidios, evitando que se conviertan en un botin de la política y en cambio se dirijan de manera directa a quien realmente lo necesita: los usuarios y sectores mas vulnerables.

Luciano Fusaro

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