El Presidente está tranquilo. Paciencia con Kicillof y obsesión con la emisión monetaria. ¿Se vienen los billetes de $50.000?
Jujuy al día ® – Javier Milei fue directo: “yo estoy dispuesto a pagar todos los costos políticos”.
Estaban los pesos pesados de la política. Los caciques del interior. Ocurrió después de que los gobernadores se quejaran por el efecto recesivo de las medidas. Martín Llaryora advirtió: “con más retenciones asfixiamos a la producción”. Ricardo Quintela tiró con todo: “Vas a matar el salario, vas a matar al interior. ¿Qué creés que vamos a hacer?”.
Milei no se inmutó. Tuvo la paciencia de aguantar 30 minutos de una “clase magistral” de Axel Kicillof, que criticó a gusto, como si el kirchnerismo no hubiera armado la actual bomba. Milei contratacó: “yo estoy haciendo cosas que repudio”. Y completó: “Pero lo hago por necesidad y por el país”.
Ocurrió en medio del actual torbellino. Calientes encuentros secretos, debates duros y jornadas llenas de incertidumbre. Fue en vísperas del audaz y polémico decreto que desreguló totalmente a la economía. Una propuesta que Federico Sturzenegger elaboró para Patricia Bullrich y después la colocó con Milei.
Nicolás Posse, el jefe de gabinete, fue su principal aliado e impulsor político. Una mega medida que carece de malla política y enfrenta muchos desafíos: dudas legales por su endeblez jurídica y el bombardeo de los sectores afectados .
Miguel Pichetto -un moderado hombre de estado- fue contundente: “la reforma es ilegal. Debe pasar por el Congreso”.
Milei admite que vendrán días difíciles. En íntimas reuniones habla del “triángulo de las bermudas” que se formará hasta abril. Un calvario para este programa transitorio de 90 días.
Pero Milei no frenara. Ayer lo dijo: “les aviso que hay más”.
Ahora en su despacho tiene lista la ley de reforma tributaria: otro mamotreto de 8 capítulos y decenas de artículos que incluye el blanqueo, una moratoria, las temibles retenciones, impuestos internos y la restitución de ganancias.
Milei quedó conforme con los gobernadores: insiste en que fue un apoyo político a su mandato.
Un aval institucional clave: Washington, Wall Street y el “círculo rojo” aún dudan de la real fortaleza de Milei para llevar adelante las reformas que anuncia y temen por una férrea reacción de los damnificados .
Jay Shambaugh, el enviado del Tesoro, tuvo numerosas reuniones secretas en Buenos Aires. Estuvo con Facundo Gómez Minujim, Daniel Marx, Claudio Cesario, Paolo Rocca y Ale Bulgheroni.
En todas repitió lo mismo. Bendijo las iniciativas pro mercado de Milei, pero insistió con una pregunta inquietante: “¿Estas medidas se pueden instrumentar?”
También el “dos” del Tesoro machacó con otra cuestión: “¿Milei puede aguantar y controlar la calle?” Hubo mucha sarasa en las respuestas. Shambaugh había recibido un informe que preparó Michel Kaplan, que estaba en Buenos Aires desde unos días antes. Conocía al detalle todo. Y similares preguntas le hizo a la dupla de Luis Caputo y Santiago Bausilli.
Ambos abrieron Economia de par en par. Trataron de espantar el escepticismo que tiene sobre Argentina el funcionario de Washington. “Toto” pidió su bendición para ir a buscar fondos al FMI. El ministro sabe que rendirá un duro examen en el trimestre.
El programa financiero de Caputo apunta a bajar el déficit en 90 días. Y con ese aval buscar fondos para fortalecer las ausentes reservas del BCRA.
El plan financiero es ambicioso, y por eso algunos en Wall Street dicen que es irrealizable. Incluye pedirle un adelanto a las cerealeras de U$S 5.000 millones. El Centro de Exportadores y Ciara arde y trina por las retenciones .
Caputo también busca un préstamo de Wall Street por U$S 3.000 millones y lograr un extra del FMI de U$S 10.000. Shambaugh terminó prometiendo apoyo político. En definitiva, también el Tesoro hizo la vista gorda con Alberto y así terminaron las cosas.
Además, es cierto, la Casa Rosada aplica un ajuste mayor a lo que reclama el FMI. Milei se ufana: “hacemos más de lo que piden”. Pero en su informe final a Janet Yellen, el emisario recomendará “ir monitoreando” la gobernabilidad. No avanzar en avales concretos hasta que Caputo no demuestre que puede aplicar lo que pomposamente anunció.
El ministro cometió un sincericidio en la UIA. Caputo le dijo a la gente de Daniel Funes de Rioja: “vamos a tener tres meses meses complicados”. Después completó: “por eso sólo tenemos una estrategia para tres meses”. También explicó la alquimia que utiliza para tranquilizar al billete: una bicicleta financiera para hacer atractiva y anticipar la liquidación de divisas. Así lo dijo: “no encontramos ni un billete en el BCRA”.
Los “lobos” de Wall Street emiten informes y hablan de un “plan Verano”. También insisten en sus reservados “papers” con que en abril alumbraría otro programa: el plan “otoño”. Se trataría de algo más de fondo. En Manhattan especulan que para esa segunda etapa trabaja secretamente Joaquín Cottani en consulta directa con Domingo Cavallo.
Milei lo auspicia. Ambos son viejos conocidos. Caputo nombró a Cottani en un estratégico cargo en Economía. Milei está tranquilo. Dice que tiene el aval de los votos y además se siente un “elegido”. Repite: “me iluminan las fuerzas del cielo”.
Karina, su hermana, es su sostén anímico y su ayuda espiritual. También Sandra Petovello. El trío que forman Caputo, Posse y Guillermo Francos son su “troika” de decisiones políticas.
El Presidente fue sincero en la reunión con los mandatarios. Eludió poner plazos, para evitar el grosero error de Macri. Pero coincidió con Caputo: lo peor va a transcurrir hasta abril. Milei explicó que en este plazo debe pulverizar la emisión monetaria.
Para eso reconoció tres acciones concretas. Primero, el déficit cero. Después, transferir la deuda de las Leliqs al Tesoro. Y por último, eliminar el remanente stock monetario. Milei lo dijo sin anestesia: “ese dinero va a desaparecer por la licuación inflacionaria.”
El fogonazo en los precios derrite los salarios y las jubilaciones. El primer informe refleja el golpe mortal en diciembre: Marina Dal Poggeto dice que alimentos subirá un 33% y la inflación tocará el 28%.
Por eso, Santiago Bausilli ya se lo anticipó a los grandes bancos: el BCRA inició el proceso para emitir billetes de alta denominación.
Lo hará porque la inflación está haciendo “caducar” los papeles de 1000 pesos. Valen un dólar y no alcanzan ni para comprar un buen litro de aceite .
Los trabajos técnicos ya están listos y la decisión política tomada. El directorio retomó las tareas que, a hurtadillas, en los últimos meses realizó Miguel Pesce. El antecesor las encargó a escondidas de Cristina: furiosa la ex vice se oponía a emitir billetes de mayor denominación. Los maltrataba: “no entienden porque son todos unos pelotudos”.
Lo hacía porque tenía un disparatada obsesión: decía que generaba expectativa inflacionaria, y eludía así su responsabilidad por la aceleración de los precios.
Bausilli notificó la decisión a los banqueros. Tiene lista la confección de dos nuevos billetes. Entrarían en circulación en marzo. Pero los técnicos del BCRA emitieron un alerta. Temen quedarse cortos y dudan sobre qué denominación aprobar.
Primero se pensó en billetes de 5.000 y 10.000 pesos. Pero la inflación vuela y ya especulan con otra cosa: billetes de 20.000 y 50.000 pesos, para no perderle pisada a la remarcación.
Marcelo Bonelli