Sindicatos en la mira: para el 60% son una traba para la generación de trabajo

Los datos surgen de un sondeo que analiza el resultado de las PASO. También se multiplican las críticas a la dirigencia política y al sector empresario.

«Nuestros sismógrafos parecen rotos, y cierta comodidad o pereza intelectual parece empeñarse en pensar que todo sigue y seguirá igual, Peor tal vez, pero igual», dicen Pablo Touzon y Federico Zapata, directores de Escenarios, la consultora de moda en estos tiempos confusos, donde los instrumentos de navegación conocidos no alcanzan para iluminar el rumbo.

Combinando metodologías cuantitativas con cualitativas, ambos científicos sociales se animaron a ir más allá de lo conocido para lograr auscultar la sociedad que votó en las PASO, con resultados sorprendentes.

Por ejemplo, un 56,94% de los encuestados consideró estar «muy de acuerdo» con que en Argentina generar trabajo es muy caro y riesgoso y que 6 de cada 10 considera que los sindicatos son una traba para la generación de trabajo en el país. En cambio, el 51,59% dijo estar «muy en desacuerdo» con que los sindicatos cumplieron un rol positivo en la preservación de las fuentes de trabajo. ¿La centro derecha está retomando el liderazgo de la agenda?

En diálogo con El Cronista, Touzon explicó que «en el 2001 la rebelión era contra el establishment y el sistema que se había construido sobre la economía política del 90, parecía natural que la resolución de la crisis cuando finalmente llegó haya sido por ‘izquierda’. Hoy creo que es un poco al revés: dada la centralidad absoluta que tuvo el ideario kirchnerista en este siglo es comprensible que la contestación venga de otro lado. Hay algo en el espíritu de los tiempos -‘zeitgeist’ le decían los alemanes- que parece estar cambiando más rápido que la capacidad de las élites políticas para procesarla de manera cabal».

Iguales transformaciones se evidencian en la imagen de los empresarios, hace pocos años considerados responsables primordiales de las crisis cíclicas de la economía local. El 49,38% se manifestó «muy de acuerdo» en que los empresarios hacen un esfuerzo muy grande para operar en un país sin reglas y con alta presión tributaria. Y si bien el 35,81% considera que se benefician de medidas proteccionistas a costa de los consumidores (21.56% está «muy en desacuerdo» con que sean beneficiarios de esas políticas), el 59,48% estuvo «muy de acuerdo» en que son los empresarios los que generan un empleo genuino.

«Los empresarios son son sujetos sociales difíciles de procesar por la cultura política oficial, que más allá de una referencia genérica al mundo pymes, nunca le encontró un lugar en el panteón de los dioses», planteó Touzon. Y agregó: «tal vez aquí también la reacción sea más de oposición que a favor…, como quien ve la remera de ‘te salva el Estado’ y se pone la que dice lo contrario».

Pero en el estudio hay aspectos preocupantes como, por ejemplo, una altísima coincidencia en forma transversal en estudios y edad contra la dirigencia política: el 70,83% de los encuestados considera que son los principales responsables de la situación actual del país, un porcentaje peligroso si la democracia no encuentra soluciones.

De todos modos, el analista consideró que «no creo que ponga en riesgo la democracia, pero sí que la desgaste y pone en crisis el actual modelo basado en la polarización extrema, característico sobre todo en la última década».

En cuanto a la oposición, explicó que «hoy pudieron capitalizar el descontento, pero es tanta la envergadura de la crisis nacional que creo que sin una política muy inteligente puede volverse también en contra. Esta crisis exige una fuerte regeneración de las élites en Argentina, más allá de la coyuntura de una elección».

Como sea, no se avizoran soluciones fáciles. Ante la pregunta acerca de si están dadas las condiciones para que el próximo gobierno encarne una reforma laboral, el director de Escenarios puntualizó que, en el liberalismo, pero también en el kirchnerismo hay una toma de conciencia, algo así como un «esto no va más».

«De ahí en adelante creo que más de la cuestión de la reforma, así como en abstracto es la cuestión de qué reforma, y ahí las posiciones son razonablemente más conflictivas, porque una cosa es estar de acuerdo en lo que no funciona y otra en cómo hacerlo funcionar», razonó.

Por Silvia Mercado

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