Atropello a los centros educativos

escuela carteles tupacJujuy al día® – El oficialismo en Jujuy que conduce Eduardo Fellner y su fuerza de choque, la organización Tupac Amaru, no sólo ha realizado una compulsiva apropiación del espacio público –que es de todos los ciudadanos- sino que además ha asaltado instituciones educativas, vulnerando derechos humanos y libertades individuales protegidas por nuestra Constitución y por los pactos regionales e internacionales. La campaña electoral del kirchnerismo hoy va por las escuelas y por las libertades y derechos políticos de los más jóvenes.

El blanco predilecto de este nuevo abuso son las escuelas públicas y, por añadidura, sus eslabones más vulnerables: los estudiantes. La figura emblemática de este ataque es Scioli, candidato a presidente del Frente para la Victoria. Sus carteles saturan el paisaje jujeño, pero no conformes con ello, los grupos propagandísticos K han usurpado los establecimientos educativos, instalando carteles dentro del cerco perimetral y pegando afiches en sus muros. Son años de impunidad que ahora se reflejan en agresivos intentos por imponer imágenes de campaña.

Lo descripto arriba ha pasado en diferentes lugares. Por caso, en la Escuela Primaria Nº 253 «Provincia del Chaco», ubicada en la localidad de Yuto, los grupos de Fellner-Sala colocaron un cartel publicitario con la imagen de Scioli, emulando estrategias de tipo fascista que buscan, a través del método de la repetición y del agigantamiento de las imágenes de sus líderes, formar representaciones sociales con el fin de la domesticación de la conciencia política. Pero más allá del efecto de estas campañas, que puede ser discutible, lo grave de esto es tomar a las escuelas como cuasi centros de adoctrinamiento de cara a la contienda electoral.

Se tiende a mirar contemplativamente estas acciones como parte del folklore político electoral. En última instancia, si todos los partidos tuvieran garantizados lugares definidos en el espacio público para realizar su propaganda gráfica, la campaña transitaría por carriles de normalidad y de igualdad. Pero lo que está haciendo el kirchnerismo en Jujuy es una nueva vuelta de rosca al rasgo autoritario que lo constituye y –sin más- la comisión del delito de abuso de autoridad. Vale recordar que mediante Notificación 104/15, el Ministerio de Educación de Jujuy literalmente prohibió el ingreso a las escuelas de «dirigentes políticos de la oposición a este gobierno provincial», según dice el polémico texto que, a pesar del escándalo público que produjo, aún sigue vigente.

Para qué mencionar el ultraje a la institución educativa del FPV expresado en la imposición de cartelería en la Escuela Nº 455 del barrio ADEP de Alto Comedero en San Salvador de Jujuy, donde los niños volvieron de sus vacaciones de invierno y se encontraron con un Scioli gigante que los recibía en el portón de ingreso, sonriéndoles desde el techo del edificio escolar. Las paredes de la Escuela Primaria «Juan XXIII» de San Pedro, también fueron apropiadas ilegítimamente por los grupos que en esa ciudad coordinan Milagro Sala con el intendente Julio Moisés.

El colmo de este avance que violenta el marco de una contienda justa, se ha vivido con la edición de un video titulado «El radicalismo en el esplendor de su mandato», distribuido y proyectado en colegios controlados por la organización Tupac Amaru, donde se vincula al radicalismo de Jujuy con imágenes apocalípticas tendientes a demonizar a Gerardo Morales, pero además se obliga a los alumnos a aceptar lo que allí se difunde mediante la realización de trabajos prácticos alusivos.

Y qué decir del cierre compulsivo de esos mismos colegios para participar obligatoriamente en marchas de carácter político, como la que se realizó para presionar a la Justicia Federal de Jujuy a fin de que le dieran la probation a Milagro Sala, cosa que rechazó la justicia.

En tal sentido, el diputado provincial, Pablo Baca, recordó que han sido realizadas denuncias por la comisión de los delitos de incitación al odio y a la discriminación, pero además remarcó que hay una clara violación a las disposiciones de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, aprobada por Naciones Unidas, la cual prohíbe instrumentalizar a los chicos para urdir supuestos respaldos a proyectos políticos del carácter que fueren. «Una cosa es la educación, otra la propaganda y otra el adoctrinamiento. Y cuando hay un docente que detenta la autoridad a cargo de un grupo de alumnos, se produce una coacción de sus derechos y libertades más sagradas al pretender imponer el pensamiento único. No estamos sino ante formas fascistas y totalitarias», definió Baca.

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