Jujuy al día® – La magia de los extraordinarios paisajes y la imponente fuerza de la naturaleza de Jujuy fueron el escenario perfecto para el desarrollo de la edición 2014 del “Raid de los Andes”, que dejó su huella por senderos de Tumbaya, Purmamarca y Salinas Grandes.
El icónico Cerro de Siete Colores, Tumbaya, Purmamarca y la inmensidad de las Salinas Grandes fueron algunos de los parajes por donde casi un centenar de competidores transitaron en esta competencia gran exigencia física, donde Pablo Ureta –en Individuales- y Mercogliano Turismo –por Equipos- fueron los ganadores del Columbia Raid de los Andes 2014.
La competencia fue organizada por el Club de Corredores junto a la marca de indumentaria Columbia como main sponsor, con el apoyo del Gobierno de la Provincia de Jujuy a través de la Secretaría de Turismo.
“Se aprovechó esta convocatoria de un público particular para realizar algunas acciones promocionales en diferentes puntos por donde se desarrolló la travesía, para darles la bienvenida e informar de las bondades de Jujuy no sólo a los deportistas de diferentes provincias del país y de países limítrofes sino también a quienes los acompañaban”, señaló el director provincial de Turismo, Juan Martearena.
Durante ambas jornadas de competencia se dispuso de un stand móvil atendido por informantes y promotores turísticos del organismo provincial para atender a los visitantes.
Este desafío tuvo una logística única, con cocina de campaña, campamentos inmersos entre los cerros, equipos de seguridad especializados, y más de 100 personas trabajando para esta edición de una carrera que conjuga aventura con paisajes impactantes.
En la tercer etapa de competencia, el sol acompaño todo el circuito, igual que el agua en las Salinas Grandes a lo largo de todo el trayecto, pero esto fue solo un condimento más para este gran desafío sin precedentes que no logro empañar la felicidad y emoción de los participantes al lograr cumplir sus objetivos y superarse a sí mismos.
En el último día del Raid de los Andes los corredores se enfrentaron a los más de 3410 m.s.n.m del deslumbrante desierto blanco de Salinas Grandes, un desafío que estuvo acompañado de un gran trabajo de logística y seguridad para el cuidado de los corredores, que en los días previos lograron una adaptación a la altura de modo perfecto.